La pregunta de si tu mente puede ayudarte en tu juego corto tal vez no te la habías formulado
nunca.
Cuando un jugador comienza a entrenarse para jugar al golf, primero aprende un movimiento
complejo, como es el swing del golf, que requiere que el...
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La pregunta de si tu mente puede ayudarte en tu juego corto tal vez no te la habías formulado
nunca.
Cuando un jugador comienza a entrenarse para jugar al golf, primero aprende un movimiento
complejo, como es el swing del golf, que requiere que el jugador se concentre en muchos
aspectos a la vez.
Es casi como aprender a conducir: nuestra mente consciente está saturada
ya que tiene que atender a muchísimos detalles y realmente está preparada solamente para
atender entre 5 y 8 unidades de información o de atención.
Luego viene el efecto observable de ese swing que es el lugar donde va la bola y hay que
iniciarse en un aprendizaje nuevo para dirigir la bola donde queremos.
Realmente éste es el
quid del golf: llevar la bola donde queremos.
Para adquirir esa precisión de la que estamos hablando, disponemos de nuestros sentidos,
aunque algunos parece que no son muy adecuados para conseguir esta precisión.
El sentido de la vista parece muy apropiado para elegir dónde d
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